Paco Vargas
Siempre se ha dicho –hipócritamente- aquello del tamaño no importa cuando todos sabemos a qué órgano del cuerpo se refiere. Científicamente es así, pero desde un punto de vista sexosocial el hecho de tenerla más grande siempre ha sido una razón de peso, mientras que el menos favorecido dirá para justificarse que todo es pequeño menos la inteligencia. Las mujeres admiran a los hombres inteligentes, pero aman a los guapos y vigorosos.
Volviendo a la ineludible e indecente política, según una encuesta del CIS, de marzo de 2017, dependiendo de nuestra envergadura física, los españoles votamos a unos u otros partidos. Así, de acuerdo con las conclusiones ofrecidas por el citado instituto, los votantes del PSOE son los más bajitos y tienen tendencia a engordar. Los que votan a los socialistas miden algo más de ciento setenta y dos centímetros de media, mientras que los hombres que simpatizan y/o votan a Ciudadanos, miden cuatro centímetros más. Y con las mujeres pasa lo mismo: las que votan al PSOE son más bajas que las votantes de Ciudadanos. En eso, los dos viejos partidos están igualados, los votantes del PP y el PSOE son más bajos y entrados en carnes, pero ideológicamente hay matices diferenciadores: las personas muy de derechas tienden a ser muy bajitas. Será por puro mimetismo franquista. Los partidos nuevos, que lideran Pablo Iglesias y Albert Rivera, sin embargo, cuentan con un electorado más esbelto. La razón de todo esto, pensarán ustedes, es que los votantes de los nuevos partidos son más jóvenes que aquellos que votan a PSOE y PP. Esa podría ser la explicación lógica a la frialdad de los números de una encuesta, pero no lo explica todo. Las personas de clase media-alta son más delgadas y miden más, dicen los estadísticos. Será por la alimentación y por sus largas horas en el gimnasio. Claro que, entonces no cuadra porque eso querría decir que los votantes de Podemos y Ciudadanos son de clase media y alta. Quizá en el caso de los segundos, pero de difícil explicación en el primer caso.
Sea como fuere, esta variante estadística del tamaño no deja de ser eso. Y las encuestas no son del todo fiables, como bien se han empeñado en demostrar a lo largo de estos últimos años dentro y fuera de España. Pero, no deja de ser una vía de estudio para los partidos políticos para redefinir su potencial electorado y la elección de sus candidatos. No creo que aquellos que están por debajo de la media pasen el listón. Y tanto entre los populares como los socialistas hay mucho bajito. Claro que también los encontramos entre podemitas y ciudadanos, pero en mucha menor proporción. La gente quiere candidatos jóvenes, formados y guapos (sirva igual en femenino para no caer en la incorrección del “las/los”) que ofrezcan optimismo y alegría. Y esperanza. Los viejos conocidos ya lo han dicho casi todo y apenas les queda futuro político.