Hace no mucho tiempo recibí una carta de una lectora sobre los ruidos que siguen soportando un numeroso grupo de vecinos que viven cerca del Puerto Deportivo. He aquí parte del escrito que firma Cristina Santos Morón, a la que no tengo el gusto de conocer. Lean y juzguen:
“Somos vecinos sufridores de los desmanes del Puerto Deportivo de Marbella (…) Te prometí ponerte al corriente de todo este asunto del PD, que es bastante peliagudo y con el que llevamos ya diez cartas a los distintos departamentos municipales y, sólo en lo nos concierne a los vecinos del Edificio Marbella 2000, unas 500 llamadas a la Policía Local, por los ruidos de música y vibraciones que no nos dejan vivir ni de día (hasta hace muy poco tiempo, diciembre en concreto) ni dormir de noche, sin contar el quebranto de nuestra salud y del patrimonio inmobiliario, ya que aquí no hay quien pare ni quien compre. Al revés, los vecinos se están yendo.”
Además de la atenta carta, en la que explica con detalle el problema, adjunta una completa documentación escrita y gráfica para apoyar su justa queja: (…) “Te adjunto también el Acta del Pleno en el Excmo. Ayuntamiento de Marbella del día 9 de septiembre (2009), para la que no hacen falta comentarios, ya que demuestra con todo tipo de detalles el comienzo de esta ilícita actuación que, esperamos este nuestro nuevo Equipo de Gobierno subsane definitivamente y es que las Terrazas son un anexo a un Local de Hostelería, jamás a un negocio de discoteca, pub o disco-bar y en las terrazas están terminantemente prohibidos cualquier elemento de ruido, música o vibración.” (…). Y dice más. Y acusa directamente al anterior gobierno municipal y a una funcionaria en concreto del descontrol existente a la hora de conceder las licencias a los locales de ocio del recinto.
Después de más de una año de gobierno, la corporación actual debiera haber actuado. Primero, poniendo orden en la delegación correspondiente. Y después, escuchando a las partes implicadas y buscando solución a los ruidos existentes, de los que con razón se quejan los vecinos.
La buena convivencia es parte esencial de cualquier sociedad democrática que merezca ese nombre. Uno de sus principios básicos descansa en el respeto a la libertad del otro, que debe ser el límite de la nuestra si queremos que sea respetada. Así empieza a construirse la igualdad.
Pero, muchas veces esa convivencia que todos deseamos es transgredida por aquellos que hacen una particular lectura del respeto a los demás. Entonces, cuando la condición humana ofrece su cara más fea, es cuando nuestras instituciones y los políticos, que elegimos para que las bien gobiernen y las gestionen con equidad y justicia y honradez, deben corregir los excesos. Desde esta tribuna, hacemos una petición al Alcalde y al concejal correspondiente: Escuchen a los vecinos y acaben con los ruidos que contaminan sus vidas y el entorno del puerto deportivo. Marbella sin ruidos es más hermosa.
